La Ley de Medios, todavía en trámite parlamentario, y la reforma de la magistratura judicial está llevando al Gobierno polaco a un punto de no retorno en relación con la UE. «Polonia podría abandonar la UE antes de lo que se piensa», ha advertido hoy el expresidente del Consejo Europeo y hoy líder de la oposición Donald Tusk. «Yo no estaría tan tranquilo sobre la permanencia de Polonia en la UE», ha explicado sus argumentos, «porque la retórica, comparando a Bruselas con la Unión Soviética o la ocupación nazi no carece de efecto». Se estaba refiriendo sin citarlo al diputado Marek Suski, que recientemente ha acusado a Bruselas de «querer poner de rodillas a Polonia, que ya luchó contra otros invasores durante la Guerra», y afirmó que «si nuestros antepasados lucharon contra los ocupantes soviéticos, nosotros lucharemos contra los ocupantes de Bruselas». En opinión de Tusk, no se trata de un verso suelto. «Ahora mismo, la mayoría del gobierno polaco piensa que la UE es, en el mejor de los casos, una lamentable necesidad y tienen ensoñaciones sobre cómo liberar a Polonia de esa ocupación», ha dicho.
También, recientemente, el presidente del grupo parlamentario del partido gubernamental Ley y Justicia (PiS), Ryszard Terlecki, ha amenazado en sede parlamentaria que «la UE debería ser lo que fuera aceptable para nosotros» y que «si sigue yendo por donde parece que irá, tenemos que buscar soluciones drásticas (…) los británicos nos mostraron el camino, la dictadura de Bruselas no les iba bien, se dieron media vuelta y se marcharon». El ministro de exteriors polaco, Zbigniew Rau, que ha visitado hoy la ciudad alemana de Weimar, ha respondido a estas declaraciones que «reflejan la postura crítica de una parte cada vez mayor de la población polca hacia las soluciones que proponen las autoridades europeas», aunque ha reconocido que «la mayor parte de la población polaca desea permanecer en le UE».
Tusk llama a las instituciones europeas a «distinguir claramente entre lo que es un mal gobierno y lo que es Polonia», para que finalmente no imponga las sanciones económicas que la Comisión Europea ha solicitado recientemente, de manera que la UE no se vea arrastrada por la actitud del Gobierno de Varsovia. «Muchos desastres han sucedido en la historia, no porque alguien los planease, sino porque alguien actuó de manera irresponsable, tonta arriesgada… Y hoy la política del PiS en lo referente a las cuestiones internacionales se caracteriza precisamente por un riesgo innecesario». Tusk ha defendido en Bruselas que «castigar a Polonia como un Estado en su conjunto no tendrá mucho sentido y lo último que tenían en mente mis interlocutores era hacer algo que empuje a Polonia fuera de la UE». Considera que «todavía hay tiempo para evitar esta desgracia».
Visita de Merkel
En este contexto, la canciller alemana Angela Merkel viaja mañana en la que será su última visita oficial a Polonia. Tusk quiere que Alemania entienda que «las sanciones relacionadas con la denuncia de la Comisión al Tribunal por el funcionamiento de la Sala de Disciplina son onerosas y completamente innecesarias, pero es que además estamos hablando de algo todavía más costoso: la amenaza de retener las ayudas del Fondo de Reconstrucción europeo».
Horas antes de despegar con rumbo a Varsovia, el presidente polaco Adrzej Duda ha rechazado reunirse con Merkel durante esta visita. Su portavoz ha informado que la agenda de Duda ha cambiado después de que las autoridades rusas anunciaran el fin de la construcción de gasoducto Nord Stream 2, que une Rusia con Alemania, un proyecto al que el gobierno polaco se ha opuesto sin éxito. La agenda del viaje, hecha pública a principios de septiembre, contenía esta reunión, pero el asesor de seguridad nacional polaco Pawel Soloch ha alegado «coincidencia y discordancia en las circunstancias» para anunciar la cancelación. Sí se reunirá Merkel con el primer ministro polaco Mateusz Morawiecki, con el que abordará la situación en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, sometida a presión migratoria.