«No me importa la política, pero me importa mi vida diaria y mi vida diaria puede convertirse en una mierda por culpa de los políticos». Así, tajante, se expresa Adam Bradley, un joven trabajador del puerto de Belfast que acepta hablar con ABC mientras se come un sándwich frío junto a unos de sus compañeros en la parte exterior de una gasolinera al lado del puerto. Los camiones pasan cada minuto en una dirección y otra, y el sol ilumina los contenedores apilados en un enorme descampado a solo unos pasos. Precisamente, Bradley es uno de los muchos empleados que se dedican a descargarlos. «No hay suficiente personal para inspeccionar todo lo que entra aquí… y si Irlanda del Norte… Ver Más