Desde Roma, el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, respondió a la carta que había hecho pública el primer ministro británico, Boris Johnson, presentando a su manera los contenciosos bilaterales y europeos (pesca, tráfico marítimo y terrestre, inmigración), a través de su cuenta personal de Twitter, en estos términos: «Qué poca seriedad… me ha sorprendido que se usen métodos tan poco serios. No se comunica entre gobiernos a través de tweets. Negociaremos, cuando el Gobierno inglés se comporte de manera más seria».
En París, Gabriel Attal, portavoz oficial del Gobierno francés, fue mucho más directo: «El comportamiento del primer ministro inglés es indignante sobre el fondo y totalmente fuera de lugar en la forma. Indignante, ya que no respeta el trabajo realizado por nuestros guardacostas, nuestros policías, nuestros gendarmes, que son los encargados de asegurar nuestra soberanía. Sobre el fondo, el Gobierno británico utiliza un doble discurso, intentando «externalizar» y «exportar» sus problemas internos, sus promesas incumplidas».
Macron y su portavoz repiten en lenguaje moderadamente diplomático el fondo de un punto de vista nacional, mucho más crudo y brutal: Francia estima que el Reino Unido está mintiendo y violando sistemáticamente los acuerdos y tratados bilaterales del Touquet (2004) y Sandhurst (2018), incumpliendo los acuerdos bilaterales ligados al Brexit
(2020).
Macron y Johnson, el pasado verano durante la cumbre del G-7 en Cornualles
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Efe
Desde la óptica francesa, Londres interpreta los tratados del Touquet y Sandhurst esperando que París trabaje como «policía de fronteras» de la política de inmigración inglesa: controlando, deteniendo y expulsando a los emigrantes que desean entrar en el Reino Unido, donde creen que podrán trabajar sin papeles.
Convencido del lenguaje cínico y oportunista, demagógico, del primer ministro inglés, Gérard Darmanin, ministro francés del Interior, retiró la invitación a su colega británica para participar en un «cónclave» de ministros del Interior europeos que debe reunirse el domingo en Calais.
Bloqueo en los puertos
El lenguaje moderadamente enérgico de Emmanuel Macron y su Gobierno está acompañado de la presión física, material, de los pescadores franceses en los grandes puertos del canal, amenazando con volver a cortar el tráfico terrestre por el Eurotúnel, por donde circula más del 20 por ciento del tráfico terrestre entre el Reino Unido y Europa.
«El Gobierno inglés solo entiende el lenguaje de la estaca: hoy hemos cortado durante dos horas el tráfico por el Eurotúnel, si Johnson no se comporta de otra manera, los exportadores ingleses corren el riesgo de pagar las consecuencias…», comentaban ayer tarde un grupo de pescadores que había participado en el bloqueo del Eurotúnel, provocado serios atascos y retrasos en ese tráfico estratégico, por carretera.
A lo largo de todo el viernes, los puertos de Ouistreham, Calais, Saint-Malo, Boulogne, entre otros, en el canal de la Mancha, sufrieron bloqueos organizados por barcos de pescadores franceses protestando contra el comportamiento del Gobierno inglés, negando a Francia permisos de pesca, violando, desde la óptica francesa, los acuerdos bilaterales negociados con el Brexit.
La protesta de los pescadores franceses tiene una doble dimensión: cortar o impedir el tráfico de la flota pesquera inglesa y cortar el tráfico de los ferris británicos que aseguran el tráfico de personas y mercancías entre los puertos franceses e ingleses.
En Calais, por ejemplo, varias embarcaciones francesas, llegadas de Boulogne-sur-Mer, complicaron muy mucho las maniobras de sus «colegas» ingleses, a lo largo de todo el viernes. En un tono relativamente «festivo», los pescadores que imponían su «ley», en Saint-Malo utilizaron banderolas y altavoces para dirigirse a sus colegas ingleses, bloqueados o por bloquear, dirigiéndose a ellos en lengua inglesa: «We Want Our Licences Back!» (»Queremos que nos devuelvan nuestras licencias»).
En el puerto de Ouistreham, Gérard Romiti, presidente del Comité Nacional de la Pesca Regional, resumía la situación a última hora de la tarde del viernes de este modo: «No queremos limosna. Queremos que el Gobierno inglés cumpla con sus compromisos. Hay demasiados pescadores franceses víctimas de la falta de seriedad e incumplimiento de la palabra nacional del Gobierno inglés».
Culpa del Brexit
Claude-France Arnould, consejera del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI), resume la evolución de la crisis entre los dos países en estos términos: «El Brexit se consumó con mentiras y promesas imposibles de cumplir. Los ingleses están pagando las consecuencias.
Boris Johnson sigue utilizando sus antiguos métodos para intentar salir del paso, sin asumir las consecuencias de sus promesas fallidas. De la pesca a la inmigración los flecos del Brexit lo complican todo indefinidamente».