Por un lado, estoy contenta. Pero en algún momento seguramente también sentiré nostalgia porque siempre me ha gustado mi trabajo, y me sigue gustando». Así ve personalmente su despedida de la Cancillería alemana Angela Merkel, envuelta las últimas semanas en emotivos actos de despedida, como su última visita a París, donde los viandantes coreaban su nombre a su paso y gritaban «¡Viva Mami!», el alusión al apodo político que lleva triunfando ya un par de legislaturas: «Mutti Merkel». «Sé que también hay personas que no están muy satisfechas con mi política. Pero precisamente en Francia, donde históricamente los sentimientos no siempre han sido tan amistosos, evidentemente me ha alegrado mucho … Debo decir que ha sido una experiencia muy bonita».
Putin
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